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- La
piel es el órgano que primero recibe la radiación. Es fundamental que tengamos
un cuidado especial de la zona desde el mismo momento que se inicia el
tratamiento, con el fin de minimizar los efectos secundarios que puedan
aparecer.
- Las
áreas tratadas con radioterapia son muy sensibles al sol, y por lo tanto, es
conveniente no exponerlas al mismo, al menos durante el primer año tras
finalizar el tratamiento.
- Recordar
que antes y durante el tratamiento con radioterapia es aconsejable realizar una
alimentación sana y equilibrada que te ayude a mantenerte fuerte y así, tolerar
mejor el tratamiento.
- Es
necesario realizar visitas de control y seguimiento con dos objetivos
fundamentales:
- Valorar
los efectos secundarios e instaurar un tratamiento, si fuera necesario, para
mejorar los síntomas derivados de dichos efectos.
- Valorar
la evolución del tumor y posterior seguimiento del mismo.
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